El 16 de junio de 2001, en la plaza de toros de Burgos, en un festival a beneficio de las
Hermanitas de los Pobres, Lázaro Carmona le cuajó a un bravo novillo de Román Sorando, la
faena de "mi" vida. No sé si de la suya, pero de la mía seguro. Desde que intervino en un quite en el novillo de Andrés Vázquez, presagiábamos algo grande. Pero nunca lo esperamos tan grande. Toreó a su novillo con el capote con un embrujo que pocas veces se ve. En la muleta, fue una borrachera de temple y arte. Cada muletazo salía más largo que el anterior. Y de colofón, una estocada en todo lo alto. Mientras el torero daba la vuelta al ruedo, en el tendido Rafael de Pelayo y yo nos teníamos que quedar sentados por que no nos sujetaban las piernas. Gracias torero. (Javier Prieto) |